miércoles, 17 de diciembre de 2008

AVERROES


Nacido en Córdoba en 1126, su nombre árabe era Abu I-Walid ibn Rusd. Es miembro de una prominente familia de juristas. Su abuelo había desempeñado el cargo de cadí e imán de la Gran Mezquita y es el autor de un famoso tratado legal. Su padre, también cadí, fomentó su educación entre destacados miembros de la intelectualidad cordobesa, con quienes se familiarizó con las obras de Aristóteles, Galeno e Hipócrates
En 1169 Averroes, quien por entonces lleva diez años viviendo en Marraquech, gana la confianza del califa al serle presentado por Ibn Tufayl y obtiene el cargo de cadí en Sevilla y Córdoba. A la muerte de éste, le sucede como médico de cámara del soberano cordobés. La subida al trono de Ya´qub al-Mansur supone para Averroes el destierro a Lucena en 1195 y la prohibición de sus obras, deseoso el monarca de atraerse el favor del partido integrista de los alfaquíes. Sin embargo, en 1198 fue llamado a la corte, donde morirá meses más tardes.
Es considerado por muchos como el más importante filósofo árabe de la Edad Media. Sus conocimientos se extendían a todos los campos del saber: Filosofía, Teología, Derecho, Matemática, Astronomía, Física, Medicina, Poesía.
Su producción literaria gira en torno a
Aristóteles, lo que le mereció el título de "El Comentador de Aristóteles". Sus obras son, en su gran mayoría, comentarios, explicaciones y críticas de interpretaciones de filósofos anteriores. Pretende con ello devolver a la filosofía aristotélica su pureza, que había sido opacada por interpretaciones cargadas de platonismo. Averroes sabía que esta tarea no le resultaría fácil porque devolver al aristotelismo su pureza era dejar al descubierto afirmaciones muy difíciles de conciliar con la fe.
Averroes intenta definir con claridad las relaciones entre la Religión y la Filosofía. Él entiende que las mayores dificultades se producen cuando se hace participar de las discusiones filosóficas a personas incapaces de comprenderlas. Para solucionar esto distingue tres tipos de hombres: los filósofos, hombres de demostración, que buscan pruebas rigurosas; los dialécticos, que se conforman con argumentos probables; y los retóricos u hombres de exhortación, que sólo entienden la predicación que apela a la imaginación y las pasiones. El Corán (libro revelado por Dios a Mahoma, equivalente a la Biblia judeo-cristiana) puede ser leído en su sentido simbólico y literal por los ignorantes y, al mismo tiempo, puede ser interpretado en su sentido profundo y oculto por los sabios. Cada quien debe interpretar el Corán según el tipo de hombre que es. Es un error y un peligro difundir las interpretaciones de los sabios entre los espíritus inferiores; ello sólo genera una mezcla lamentable de Oratoria, Dialéctica y Filosofía que lleva a la confusión y la herejía. Hay que mantener, por tanto, la delimitación entre la Filosofía (ciencia de las verdades absolutas), la Teología (explicación dialéctica y verosímil) y la Religión (persuasión de los espíritus inferiores).
En base a lo recién apuntado, se atribuyó a Averroes la así llamada "Teoría de la Doble Verdad", según la cual dos afirmaciones contradictorias podrían ser ambas verdaderas, una para la razón y otra para la religión. De todos modos, no hay testimonios de que él sostuviera algo semejante. En los casos de conflicto entre la fe y la razón, se atiene a lo que enseña la fe.
En cuanto al conocimiento, sostiene que tanto el intelecto agente como el pasivo son una sustancia separada, común a todos los hombres. No se puede basar la inmortalidad del hombre en su condición de sustancia inteligible, porque no lo es. Ese argumento valdría para el intelecto, pero éste es común a todos los hombres y no pertenece al individuo; no es ni tan siquiera su forma sustancial.
Averroes no aceptaba que la Creación hubiera tenido lugar en el tiempo y afirmaba la eternidad del mundo, sin principio temporal.

Obra propia


Averroes (2004). Sobre el intelecto. Colección: Al-Andalus. Textos y Estudios. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 9788481647075.
— (2003). El libro de las generalidades de la medicina. edición de María de la Concepción Vázquez de Benito, Camilo Álvarez Morales. Colección: Al-Andalus. Textos y Estudios. Primer premio de la II Edición del Premio Panhispánico de Traducción Especializada, convocado por la Unión Latina y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología. Madrid: Editorial Trotta.
ISBN 9788481646023.


Sobre Averroes


-Alonso, Manuel (1998). La teología de Averroes. Madrid-Granada, CSIC; reimpresión: Sevilla, Fundación El Monte.
-Averroes. Introducción y selección de textos por R. Ramón Guerrero (1998). Sobre filosofía y religión. Cuadernos de Anuario Filosófico, Serie Filosofía Española, Pamplona.
-Cruz Hernández, Miguel (1997). Abû-l-Walîd Muhammad ibn Rushd (Averroes). Vida, obra, pensamiento, influencia. Córdoba, CajaSur Publicaciones, 2ª ed.
-Gómez Nogales, Salvador. Bibliografía sobre las obras de Averroes, en Múltiple Averroès. París, Les Belles Lettres, 1978, pp. 351-387.
-Maiza Ozcoidi, Idoia (2001). La concepción de la filosofía en Averroes. Análisis crítico del Tahafut al-Tahafut. Madrid: Editorial Trotta.
ISBN 8481644269.
-Puig, Josep (1997). Averroes (1126-1198). Ediciones del Orto, Madrid.
-Urvoy, Dominique; traducción del francés, Delfina Serrano Ruano (1998). Averroes: las ambiciones de un intelectual musulmán. Madrid: Alianza.
-Quirós, C. (1919). Averroes, Compendio de Metafísica. Madrid.
-Cruz Hernández, Miguel (1957). Filosofía Hispano-Musulmana, 2. Madrid, 1-245.
-Morata, N. (1923). Los opúsculos de Averroes en la Bibl. de El Escorial. I. El opúsc. de la unión del entendimiento agente con el hombre. El Escorial.
-De Barnola, Jorge (2008). Averroes el sabio de Córdoba. Madrid: El Rompecabezas (Colección Sabelotod@s, a partir de 9 años).
-Castillejo Gorráiz, Miguel (2000). Averroes el aquinatense islámico. Córdoba: Publicaciones Obra Social y Cultural Cajasur.

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